Historia breve de las luchas e hitos de los pueblos afrocolombianos
Racismo sistémico en Colombia
Por Víctor Andrés Córdoba Moreno
Esta reflexión parte de la convicción de que existen muchos pueblos en el mundo que después de un periodo de dominación por parte de otros pueblos, que en su momento lograron dominarlos y someterlos por el poder de las armas u otras situaciones coyunturales; Hoy siguen sufriendo los efectos de dicha dominación, mediante un entramado social que ha perpetuado en el tiempo los efectos nocivos de dicha dominación, al darle cuerpo a la misma mediante una teoría determinista que establece las posibilidades de ascenso en la escala social a partir de unos supuestos étnicos o raciales. Teorías como la pureza de sangre, las razas superiores, herencia genética entre otras, son la base de teorías racistas y prácticas discriminatorias que han dado origen a lo que llamamos racismo estructural, que no es otra cosa que una sociedad racista establecida para conservar generación tras generación los privilegios de una clase social, sobre otras clases sociales a partir imaginarios colectivos supuestos y estereotipaciones que suponen limitaciones innatas de grupos étnicos o raciales por su herencia genética.
Partiendo de las investigaciones científicas que nos dicen que no es sustentable científicamente el mito de las razas humanas, por lo que se propone el concepto de linaje, etnias o pueblos para referirse a grupos con ancestros comunes, y de otro lado, tras la prueba científica a partir descubrimiento del genoma humano, que deja en entredicho las clasificaciones tradicionales de raza, pues no tienen que ver con proximidades genéticas entre los grupos racializados por la ideología dominante, ya que cada sociedad realiza una clasificación arbitraria de supuestas razas que no tiene la misma aplicación en otras sociedades que realizan otra estructuración del mismo fenómeno; Por lo que no podemos generalizar válidamente teorías no probadas o concepciones arcaicas que establecieron un orden mundial eurocéntrico a partir de una posición de poder económico y militar.
En la América hispana, tras el profundo mestiza que se presentó a pesar de las restricciones dadas por la corona y la iglesia; se dio una separación de la sociedad en un sistema de castas en el que se combinaba el porcentaje de sangre europea y el porcentaje de sangre amerindia o africana con el fenotipo, para definir la posibilidad de ascenso o descenso en la sociedad. Esta forma de agrupar a la población para dividirla y poder dominarla con más facilidad dio sus frutos durante la colonia y sigue incidiendo en nuestros días, pues es la base de la estructura social actual en nuestro país y rige de alguna manera nuestra sociedad, en muchas ocasiones de forma muy sutil y natural para la mayoría de las personas.
Las bases de este racismo estructural fueron sentadas por la iglesia Católica al autorizar la esclavización de los africanos como la mejor forma de evangelización, sustentado con interpretaciones amañadas de la biblia; de otro lado, la normatividad de la corona sobre la esclavización de los africanos y la limitación de los derechos de su descendencia y de las castas fruto del mestizaje, lograron un entramado que dificulta el ascenso social en una sociedad racista y clasista, y finalmente teorías pseudo científicas como la eugenesia que pretendieron sentar las bases de un determinismo genético a partir de la concepción de razas superiores e inferiores, unido a un sistema educativo que despojo a los vencidos de su propia historia, obligándolos a adoptar como propia la historia contada por el vencedor, además de despojarlos de referentes históricos positivos, no solo de su origen, sino también de su participación en la construcción de país.
El sin número de acciones emprendidas por la comunidad de naciones, hoy encarnadas por la ONU y algunas de sus agencias o estrategias globales como la UNESCO y el Comité Permanente para la Eliminación de la Discriminación Racial, al interior de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, a lo largo de más de cinco décadas ha permitido desarrollar una amplia batería de instrumentos para superar las barreras de la discriminación, el racismo y la xenofobia; Pues partiendo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y culminando con los mandatos emanados de la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia realizada en Durban, Sudáfrica, en 2001 podemos establecer una evolución positiva del concepto raza, y establecer cómo este concepto se incorpora a los estándares internacionales para promover los derechos humanos de las minorías étnico raciales y aunque el debate sobre la existencia de diferencias de carácter biológico entre los seres humanos aún no se ha agotado, desde la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia de 2.000 en Italia, se asume que la mayoría de los expertos en la materia coincide en que, desde el punto de vista científico y antropológico, que carece de fundamento la teoría de que los seres humanos pueden dividirse en distintas “razas”, pues no hay más que una raza, la raza humana.
Por lo anteriormente expuesto, desde esta tribuna de opinión, proponemos a nuestros lectores un diálogo abierto y constructivo para no solo develar la naturaleza del racismo, la discriminación racial y la xenofobia, sino también a hacer una causa común para su erradicación en nuestro país; Para ello estamos proponiendo la creación de un observatorio que nos permita detectar personas, instituciones y círculos sociales donde este tipo de prácticas sigan teniendo eco, para procurar su transformación a partir de prácticas inclusivas y curativas de este tipo de afecciones sociales.
Este medio es apoyado parcialmente con dineros públicos priorizados por habitantes de la Comuna 7 - Robledo, a través del Programa de Planeación del Desarrollo Local y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín.
Discriminación histórica en Colombia
Por equipo de redacción Nuevo Horizonte
Colombia es un país diverso y multicultural, con una población de unos 50 millones de habitantes, de los cuales el 10% se identifica como afrocolombiana y el 4% como indígena, según el censo de 2018. Sin embargo, esta riqueza étnica y cultural no se ha traducido en una igualdad de oportunidades y derechos para todos los ciudadanos, sino que ha sido fuente de discriminación y exclusión para las comunidades minoritarias.
El racismo en Colombia es un problema histórico y estructural, que tiene sus raíces en la época colonial, cuando los nativos y los africanos fueron sometidos a la esclavitud y a otras formas de dominación por parte de los españoles. A pesar de la abolición de la esclavitud en 1851 y de la independencia del país en 1819, las relaciones sociales y políticas siguieron marcadas por el color de la piel y el origen étnico.
El racismo en Colombia se manifiesta de diversas formas: desde el lenguaje cotidiano, lleno de expresiones peyorativas y estereotipos sobre los negros y los indígenas, hasta la violencia física y simbólica que sufren estas poblaciones por parte de grupos armados, agentes del Estado o particulares. El racismo también se refleja en las condiciones socioeconómicas y culturales de las comunidades afrocolombianas e indígenas, que presentan los más altos índices de pobreza, desplazamiento, analfabetismo, desnutrición, mortalidad infantil y falta de acceso a servicios básicos como salud, educación, agua potable y saneamiento.
El racismo en Colombia es un problema que se niega o se minimiza por parte de muchos sectores de la sociedad, que prefieren creer que el país es una democracia racial donde todos son iguales y conviven en armonía. Sin embargo, la realidad muestra que el racismo es un fenómeno vigente y profundo, que afecta la dignidad y los derechos humanos de millones de personas.
El racismo en Colombia es un problema que requiere una atención urgente y una acción decidida por parte del Estado y la sociedad civil. Es necesario reconocer la existencia y la gravedad del racismo, así como sus causas históricas y estructurales. Es necesario implementar políticas públicas que garanticen la protección, la reparación y la participación efectiva de las comunidades afrocolombianas e indígenas en todos los ámbitos de la vida nacional. Es necesario promover una educación intercultural que valore la diversidad y fomente el respeto y la convivencia entre todos los colombianos. Es necesario combatir el racismo con información, sensibilización y movilización social.
El racismo en Colombia es un problema que nos afecta a todos como país. Solo superando el racismo podremos construir una sociedad más justa, democrática e incluyente.